Había una vez…
Un niño llamado Daniel que era muy muy feliz. Vivía con sus padres en una pequeña casita a las afueras de la ciudad, no tenía hermanos, pero no le importaba, pues sus primos vivían cerca e iban al mismo colegio, así que se veían todos los días y jugaban juntos todos los fines de semana. Era como tener hermanos pero siendo el único niño de la casa teniendo todo para él.
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