Había una vez… en una tierra lejana, un osito llamado Benny. Benny vivía en una acogedora cueva del bosque con su familia. Tenían todo lo que necesitaban para ser felices: un fuego cálido, una cama cómoda y mucha miel para comer. Pero Benny no era feliz.

A Benny le gustaba la miel más que nada en el mundo y siempre quería más. Cada vez que encontraba una colmena, comía toda la que podía, y nunca la compartía con su familia ni con los demás animales del bosque.
Un día, Benny estaba buscando miel cuando vio a un conejito llorando. – ¿Qué te pasa?– , preguntó Benny. El conejo olfateó y dijo: «Estaba recogiendo zanahorias para mi familia, pero vino un gran grupo de lobos hambrientos y se las llevaron todas. Ahora no tenemos nada para comer».
Benny se quedó pensativo hasta que se le ocurrió una idea. Recordó una colmena enorme que había encontrado hacía unos días, pues estaba rebosante de miel y podrían comer durante muchos muchos días. Entonces, Benny el osito miró al conejo con una enorme sonrisa – Acompáñame – dijo, y el pequeño conejito aceptó encantado.
Ambos empezaron a caminar hacia la colmena, al llegar Benny le enseñó al conejo cómo coger la miel sin que le picaran las abejas. Entre los dos, recogieron miel suficiente para alimentar a la familia del conejo durante toda una semana.
Después de aquel día, Benny se dio cuenta de que compartir con los demás le hacía sentirse bien y feliz. Ya no era un oso solitario y tenía muchos amigos. Empezó a compartir su miel con su familia y con los demás animales del bosque, y vivió muy muy feliz rodeado siempre de todos sus seres queridos.
Cuento original escrito por habiaunavezuncuento.com