Erika, la princesa rica y egoísta

Erika era una princesa egoísta, a la que no le faltaba de nada. Pero no podría seguir así, debía cambiar por el pueblo...

Había una vez…  

En un enorme castillo vivía una princesa llamada Erika conocida en todo el reino por su belleza y riqueza, pero también por su arrogancia y egoísmo. Erika estaba acostumbrada a conseguir todo lo que quería, y no le importaban las necesidades y los sentimientos de los demás.

Cuentos de princesas

Conseguía todo lo que quería cuando lo quería. Un día, mientras paseaba por el bosque, se perdió. Caminó y caminó, y al caer la noche, encontró una pequeña aldea y buscó refugio en casa de una familia de campesinos. La familia la recibió con los brazos abiertos, y a pesar de su actitud de superioridad, le dieron comida y una cama caliente para pasar la noche.

Esa noche, Erika no pudo dormir pensando en cómo vivía esa humilde familia que le acababa de salvar, lo duro que trabajaban y lo poco que tenían. Cuando amaneció, no pudo evitar sentirse culpable por su comportamiento en el pasado y por la forma en que trataba a la gente. Y sintió que debía hacer algo para ayudarles.

A la mañana siguiente, Erika dio las gracias a la familia y emprendió el regreso a casa. Pero no podía olvidar a esa familia que tanto le habían ayudado. Así que, al llegar a casa, decidió utilizar su poder para ayudar a los habitantes de su reino. Comenzó a visitar orfanatos y hospitales, donó dinero a escuelas y asociaciones… y empezó a escuchar a la gente y ofrecer su ayuda a todo aquel que lo pudiera necesitar.

La nueva bondad y generosidad de la princesa se extendió por todo el reino y pronto todos la querían y respetaban. Erika vivió el resto de sus días dedicada a cuidar de su pueblo, y todo gracias a la humilde familia que un día le acogió en su casa y le cuidó sin esperar nada a cambio.

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