La carta a Santa Claus

Había una vez…

Todos los años cuando se acercaba la Navidad, el pequeño Carlitos se pasaba noches en vela pensando en qué regalos le iba a pedir a Santa Claus. Quería todo lo que veía, pero sus papás le habían enseñado a valorar las cosas y así saber elegir lo que más le gustaba y necesitaba.

Siempre hacía una lista muy larga de juguetes y después iba tachándolos dependiendo de cuál quería más y cuál quería menos, hasta que se quedaba con tres regalos que había escogido muy bien.

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Pero este año era diferente, había llegado un niño nuevo a su clase que se llamaba Pedro que le dijo que Santa Claus nunca iba a su casa, y eso le preocupaba.

-¿Por qué no va Santa Claus a verte? – le preguntaba siempre extrañado

Porque me dijeron mis papás que mejor que fuera a ver a niños más necesitados, que nosotros somos muy felices juntos y no hace falta que nos traigan más regalos.

Carlitos no lo entendía – todos los niños quieren regalos – decía.

Pero pedro le explicaba que el prefería darle sus regalos a otro niño que lo necesitar más.

Lo que dijo Pedro, dejó a Carlitos preocupado, no entendía que debía hacer.

-Quizás pedro tenga razón y debería dejarle mis regalos a alguien que lo necesite más que yo, a mi me han traído regalos todos los años, igual este le toca a otro

Se pasaba las noches sentado en su escritorio pensando qué hacer, no tenía muy claro si debía hacer su lista como todos los años, o quizás hacer lo mismo que Pedro. Entonces se le ocurrió una idea.

El día 24 de diciembre Carlitos se fue a dormir muy contento sabiendo que esa noche Santa Claus iba a ir a visitar a alguien muy especial, tenía muchas ganas de que llegara la mañana siguiente para poder así ver que se cumplía lo que había pedido.

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Cuando despertó y se fue al salón se encontró con su amigo Pedro sentado en el sofá con un paquete en sus manos.

Venía a enseñarte lo que me ha traído Santa Claus – dijo Pedro – me ha dejado una nota diciendo que se lo has pedido tú, ¡muchas gracias! Pero, ¿Por qué lo has hecho?

Y entonces Carlitos sonrió y dijo.

– Cuando me dijiste que Santa Claus no había ido nunca tu casa me puse muy triste. Todos los niños se merecen la visita de Santa Claus, y si tú le das tus regalos a otros niños, pues yo te doy los míos a ti para que este año al menos puedas vivir la magia de Santa Claus.

FIN

Cuento original escrito por habiaunavezuncuento.com

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