Había una vez…dos hermanos que habían salido de viaje con su madre y su padre, querían conocer las montañas tan altas que había cerca del pueblecito donde vivían. Nunca se habían atrevido a ir solos ya que para llegar a ellas había que atravesar un frondoso bosque.
Sobre este bosque se contaban historias terroríficas, por lo visto, decían que había una bruja cuyos poderes provocaron que los animales, que antaño vivían en paz, se volvieran muy salvajes. Los dos hermanos temblaban de miedo al oír esas historias pero su padre les tranquilizaba diciéndoles que sólo eran leyendas.
Cuando llegaron a la entrada del bosque, los dos estaban bastante asustados pero cogidos de la mano de su madre y de su padre, se sentían tranquilos. Pensaban que si se mantenían todos juntos jamás les pasaría nada.
Habían andando un buen trecho, sintiendo como el bosque se volvía cada vez más frondoso, los árboles prácticamente no dejaban pasar la luz del sol. Parecía que era la noche más oscura que habían visto nunca.
De repente, sonó un aullido muy fuerte. El más pequeño de los hermanos se soltó de la mano de su madre y corrió despavorido. El hermano mayor, sintiéndose responsable, corrió tras él. Cuando le consiguió alcanzar, los dos se dieron cuenta de que se habían perdido, miraban atrás pero no conseguían ver ni oír a sus padres.
Aterrorizados, los dos niños no sabían que hacer. Se pusieron a andar los dos muy juntos pensando que en cualquier momento les podría pasar algo malo. Al cabo de un rato caminando, vieron a lo lejos una pequeña casita. Los dos se echaron a temblar, y el más pequeño dijo:
– !Es la casa de la bruja¡-A lo que el mayor contesto:
– Acuérdate lo que papá siempre nos dijo, que eran sólo leyendas, además tenemos que resguardarnos. Aquí corremos peligro–
Los dos niños se acercaron a la puerta y entraron poco a poco, bastante asustados. Nada más entrar vieron a una mujer, sentada de espaldas. Cada vez tenían más miedo, mientras se iban acercando poco a poco. Aunque el hermano mayor intentaba que no se le notara, estaba aterrorizado.
Una vez estuvieron muy cerca, se dieron cuenta que la mujer estaba tenía algo entre las manos. Era un pequeño conejo herido, ella lo estaba curando. Cuando la mujer se percató de que los niños estaban detrás de ella, su cara reflejó una enorme sonrisa llena de felicidad:
– ¿Qué hacen dos niños tan pequeños solitos en este bosque?–
– Nos hemos perdido no sabemos que hacer – Contestaron los niños, todavía asustados
–No os preocupéis, yo vivo en este bosque desde hace mucho tiempo, me encana cuidar a todos los animales que hay en el bosque, además siempre ayudo a la gente que se pierde. Es más puedo encender la chimenea ahora mismo para que con el humo vuestros padres lo tengan más fácil para encontraros–
Los niños al ver la actitud de aquella mujer, se arrepintieron mucho de haber pensado que era una bruja. Era una mujer con una bondad y un corazón enormes. Pasado un tiempo, llegaron sus padres a la casa, no tardaron nada en encontrarles. Todos se juntaron alrededor de la mesa mientras cenaban y lo pasaban en grande. Los dos hermanos aprendieron una valiosa lección, no se puede juzgar a las personas por lo que digan otros.
FIN
Cuento original escrito por habiaunavezuncuento.com
Que bonito cuento, me encantó la enseñanza 👏
Me gustaMe gusta
Mucas gracias Bárbara 🙂
Me gustaMe gusta
Me puedes decir quién es el autor por favor 🙏
Me gustaMe gusta
Hola Bárbara, yo escribo los cuentos , 🙂 Me alegro mucho de que te gusten
Me gustaMe gusta
Por qué no me contestas 😑
Necesito ésa respuesta para mi tarea 😓
Me gustaMe gusta
Hola, disculpa, la autora soy yo, yo escribo los cuentos 😉
Me gustaMe gusta