¡Enhorabuena por la llegada de tu bebé! Como madre primeriza, pronto descubrirás que cuidar de tu bebé puede ser mucho trabajo, pero también increíblemente gratificante. Una de las muchas cosas que tendrás que aprender es a bañar a tu recién nacido. Pero no te preocupes, con un poco de práctica y algunos consejos útiles, te convertirás en una profesional en un abrir y cerrar de ojos.

Espera a que se caiga el muñón del cordón umbilical
Antes de bañar a tu bebé, es importante esperar a que se caiga el muñón del cordón umbilical. Hasta entonces, dale baños de esponja para mantenerlo limpio. Por lo general, el muñón del cordón umbilical se desprende en las primeras 1-2 semanas tras el nacimiento, pero siempre es buena idea consultar al pediatra para asegurarte.
Reúne el material necesario
Antes de empezar a bañar a tu bebé, asegúrate de que tienes todo lo que necesitas al alcance de la mano. Por ejemplo, una bañera o palangana para bebés, una toallita suave, jabón o champú para bebés, un vaso para enjuagarlo, una toalla y un pañal y ropa limpios.
Elige un momento en el que el bebé esté tranquilo y alerta.
Lo mejor es bañar al bebé cuando esté tranquilo y alerta, y no cuando esté cansado o tenga hambre. Un buen momento puede ser después de la siesta o de comer, cuando el bebé está contento y despierto.
Llena la bañera con agua caliente
Llena la bañera o la palangana con unos centímetros de agua caliente (alrededor de 100°F). Prueba la temperatura del agua con el codo o la muñeca para asegurarte de que no está ni demasiado caliente ni demasiado fría.
Sujeta la cabeza y el cuello del bebé
Cuando estés lista para bañar a tu bebé, bájalo suavemente al agua, asegurándote de sujetarle la cabeza y el cuello. Utiliza una mano para sujetarle la cabeza y el cuello, y la otra para lavarlo.
Utiliza jabón suave y sé delicado
Utiliza un jabón o champú suave para bebés y lava con delicadeza su delicada piel. Empieza por la cara y sigue por el cuerpo, prestando especial atención a los pliegues y arrugas.
Acláralo bien y sécalo con palmaditas.
Después de lavarlo, utiliza un vaso para enjuagarlo con agua limpia. Asegúrate de eliminar todo el jabón, sobre todo de los pliegues y arrugas. A continuación, sécalo con una toalla suave.
Viste a tu bebé con ropa limpia y un pañal
Una vez seco, ponle ropa limpia y un pañal. Asegúrate de que el pañal le queda ajustado pero no demasiado apretado, y vigila siempre al bebé mientras lo vistes para asegurarte de que está cómodo.
Duchar a tu recién nacido puede ser un momento especial de unión entre tú y tu pequeño. Recuerda ser paciente y tomarte tu tiempo, y no dudes en pedir ayuda o consejo a tu pediatra o a otros padres con experiencia. Con estos consejos, en poco tiempo estaréis duchando a vuestro bebé como profesionales.