Había una vez…Una cebra de cartón que vivía en una enorme casa sobre un alto estante. Se pasaba días y noches allí sentada observando todo lo que pasaba a su alrededor.
La cebra de cartón

Había una vez…Una cebra de cartón que vivía en una enorme casa sobre un alto estante. Se pasaba días y noches allí sentada observando todo lo que pasaba a su alrededor.
Había una vez una zona muy muy lejana, a la altura del Polo Sur, dónde una inmensa familia de pingüinos se extendía en una explanada de suelo blanco donde corría una ventisca muy fría.
Aunque las condiciones eras duras debido al frío, les encantaba vivir allí ya que tenían que estar siempre muy juntitos para conservar el calor. Todos eran felices sabiendo que podían contar con los demás para sentirse a salvo.