Clara y la llegada del otoño

Había una vez una niña muy sonriente llamada Clara. Tenía 6 años, sus ojos eran de color miel, y su pelo era de color castaño con pequeñas ondas que caían sobre sus hombros.

La estación del año favorita de Clara era el verano, porque siempre se iba un mes de vacaciones a la pequeña casita en la playa de sus abuelos, y se pasaba el día haciendo castillos de arena junto a su hermano mayor, Lucas.

Todas las mañanas su abuelo les llevaba a dar un paseo por el puerto, Clara se subía a sus hombros y se iban a comprar el pan para llevárselo a su abuela, que les estaba esperando en casa preparándose para ir a la playa todos juntos.

Clara y su hermano Lucas eran dos niños muy queridos en el pueblo, y siempre que los veían pasar les saludaban con una gran sonrisa mientras levantaban la mano.

– «¡Buenos días!» – Decían los vecinos al verles.

-«¡Buenos días!» – Contestaban Clara y Lucas.

Después de comprar el pan iban a casa a recoger a su abuela, y luego partían hacia la playa para pasar la mañana jugando con la arena y con las olas del mar. Por las tardes, después de descansar, se iban los cuatro juntos al parque donde jugaban con los otros niños del pueblo.

Y así es como Clara pasaba los días durante ese mes de verano. Disfrutaba tanto de esos días que a veces sentía que estaban pasando demasiado rápido y no quería que terminaran.

Cuando se acercaba la fecha de volver, Clara siempre se ponía muy triste, no quería que acabara el verano, ya que eso significaba que empezaba el otoño y que ya no podría ir a la playa.

Pero un año, sus abuelos tuvieron una gran idea para que Clara no se pusiera triste nunca más por eso:

– «Clara, vamos a contarte algo para que veas lo mágico que es el otoño y te guste tanto como el verano»- Dijo su abuela.

Al principio Clara aceptó escucharles a regañadientes, pensando que no habría nada del otoño que le fuera a gustar, pero a medida que sus abuelos iban hablando, algo en su interior iba cambiando, y empezaba a sentirse más contenta.

-«El otoño significa muchas cosas» – continuó su abuela – «Empiezas un nuevo curso en el cole con tus amigos y vas a aprender cosas nuevas que antes no sabías. Además, durante la estación de otoño, caen las hojas de los árboles dejando espacio para las nuevas hojas y cubren el suelo de los parques con un precioso manto color castaño, como tu pelo«.- La abuela de Clara se quedó mirando a la pequeña, al ver que estaba cada vez más sonriente, su abuelo dijo:

-«¿Y sabes qué? Puedes jugar entre las hojas caídas, igual que juegas con la arena, y correr por el parque viendo las hojas volar, ¡y hacer montañas de flores y hojas secas y saltar encima! ¿qué te parece, Clara?».-

En ese momento Clara saltó ilusionada deseando que llegara el otoño para irse al parque con sus amigos y su hermano Lucas a correr entre las hojas, y se dio cuenta de que todo tiene cosas buenas y lo importante es aprender a valorarlas y disfrutarlas lo mejor posible con las personas que más quieres.

Fin. 

Cuento original escrito por: habiaunavezuncuento.com

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