Había una vez…
Una princesa llamada Rosa que vivía en un enorme castillo con un inmenso jardín que estaba rodeado de un foso lleno de agua que protegía a la princesa y a su familia. Rosa era conocida en todo el reino por su bondad y generosidad, pero apenas salía del palacio, pues era muy pequeña para corretear sola por el bosque sin supervisión.
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